Bulbos de flores

cuidados-del-lilium
bulbos primavera

Lilium. Cuidados, Cultivo y Reproducción

Nombre científico: Lilium spp. Nombre común: Azucena, lirio, martagón, flor de lis Familia: Liliaceae Origen: Zonas templadas, América, Europa o Asia Floración: Entre finales de primavera y verano Ubicación: Soleada,

Leer más »

Algunas de las plantas más conocidas de nuestros jardines son bulbos, plantas que crecen a partir de unos órganos subterráneos donde almacenan sus nutrientes. 
Muchos jardineros aficionados confunden los bulbos con rizomas, cormos o tubérculos…”como todos son órganos similares” y en la mayor parte de los casos, las plantas tienen hábitos de crecimiento parecido, es fácil que surja la confusión.
A efectos de lo que será esta sección, vamos a tratar a todos los bulbos, rizomas, cormos o tubérculos como bulbos, ya que así es como se venden…aunque en realidad no sean lo mismo.

¿Qué son los bulbos de flores?

Los bulbos son los órganos subterráneos que poseen algunas plantas, y que utilizan como reserva de nutrientes. 
El uso del vocablo “bulbo” se ha generalizado de forma que cuando hablamos de “bulbos”, hacemos referencia a este género de plantas.
Las bulbosas, son plantas originarias de lugares donde el clima fluctúa mucho durante las diferentes estaciones del año.
Así, las plantas con bulbos pasan por una fase de crecimiento cuando el clima es apropiado, para desaparecer bajo el suelo cuando su ciclo de vida termina.
Es habitual que al terminar su ciclo de vida y cuando se seca la parte aérea de la planta, el bulbo se desentierre, para ser almacenado.
En ese momento podremos observar que el bulbo o tallo subterráneo, posee unas capas externas secas que protegen el interior, donde se encuentran una verdadera planta “latente”, esperando a que de nuevo se den las circunstancias climáticas que le permitan volver a crecer.

Tipos de bulbos. Clasificación por su época de crecimiento

Una de las clasificaciones más habituales entre los bulbos, tiene que ver precisamente con su ciclo de crecimiento:

  • Bulbos de otoño

    Se llaman bulbos de otoño por su época de plantación: el otoño. Pasan todo el invierno bajo la tierra esperando a florecer durante la primavera, por eso también se les suele llamar bulbos de invierno.
    Son bulbos que necesitan “sentir” el frío del invierno para completar su ciclo vital y florecer en primavera.


    Es posible que te hayas encontrado a la venta jacintos floreciendo en vasos, antes de su época de floración real.
    Al igual que los jacintos, otros bulbos de invierno pueden ser forzados para florecer antes de tiempo.
    El truco consiste en meterles en la nevera, de manera que notan el frío y su ciclo biológico se pone en marcha.

    Los bulbos de otoño son muy apreciados por que florecen al comienzo de la primavera, son las primeras flores que anuncian el cambio de estación.
    Entre los más conocidos tenemos a los tulipanes, los narcisos, los jacintos, crocus, campanilla de las nieves, lirio…

  • Bulbos de primavera

    Al igual que los bulbos de otoño, necesitan pasar un periodo bajo tierra para comenzar a crecer y florecer (no se plantan y “ya” crecen).
    Se les llama bulbos de primavera o de verano, atendiendo a su época de plantación o floración.
    Su época de plantación es la primavera, mientras que su floración es durante el verano.
    Dentro del jardín tenemos algunos bulbos de primavera muy conocidos: las calas, los gladiolos, las azucenas…
    Aunque hablamos de un género de plantas, con unas características y necesidades comunes, cada bulbo tiene sus propias peculiaridades…algunos no es necesario sacarlos de la tierra cuando termina su ciclo vital (se naturalizan), mientras que para otros es necesario, si queremos verlos florecer al año siguiente.

  • Bulbos de verano

    Son los bulbos que se siembran durante el verano, y que florecen durante todo el otoño y gran parte del invierno.
    Algunos de estos bulbos se solapan con los de verano o los de primavera, por lo que su clasificación es un poco peculiar.
    Entre los bulbos de verano típicos tenemos el ciclamen, los ranúnculos o los hemerocallis.

Clasificación botánica de los bulbos por sus capas interiores

Otra clasificación existente en los bulbos tiene que ver con las capas superpuestas del interior, así existen varios tipos de bulbos: 

  • Bulbos tunicados

    Su base está rodeada por capas superpuestas, como ocurre con la cebolla.

  • Bulbos escamosos

    Las bases están imbricadas y poseen un aspecto más carnoso, como ocurre con el tulipán, el narciso o el jacinto.

  • Bulbos reticulares

    Los cascos son secos y presentan una textura membranosa, la nervadura está resaltada.

  • Bulbos sólidos o macizos

    Poseen un disco caulinar muy desarrollado que exteriormente presenta túnicas delgadas, membranosas o de textura similar al papiro.
    Lo único que conserva del bulbo original es su forma redondeada, ya que es el que actúa como almacén de sustancias de reserva, como por ejemplo el bulbo del azafrán.

Características de los bulbos

Si abrimos un bulbo de forma longitudinal, podremos apreciar que su interior está formado por una serie de partes que la diferencian profundamente de los tubérculos, rizomas y otras plantas que poseen órganos subterráneos.
Los bulbos están formados por las siguientes partes: 

  • Catáfilos o capas

    Hay que entender que los bulbos son como plantas comprimidas. Muchas de las partes del bulbo cobrarán importancia a medida que el ciclo de crecimiento vuelva a comenzar.
    Los catáfilos son hojas modificadas y reducidas en forma de escamas o capas, que protegen la yema de la planta cuando está en reposo, además de servir como reserva de nutrientes.

  • Disco o platillo basal

    Es una zona circular presente bajo el bulbo. A partir del platillo basal emergerán las raíces del bulbo.

  • Túnica

    La túnica son las capas exteriores secas del bulbo, que lo protegen evitando que se deshidrate.

  • Vástagos o yemas

    Los vástagos son las partes del bulbo con origen en el disco basal, a partir de las que crecerán el tallo, las hojas y las varas florales.
    Los bulbos suelen desarrollar durante su crecimiento yemas laterales, que darán origen a nuevos bulbos, es lo que se denomina reproducción asexual.
    Los jardineros separan los pequeños bulbitos del bulbo original para sembrar de forma independiente, hasta que obtienen el tamaño adecuado para que puedan florecer…no es habitual que lo hagan durante el primer año.

¿Cómo se plantan los bulbos? Consejos sobre el cultivo de bulbos

Lo primero que tenemos que tener en cuenta es si vamos a plantar bulbos de otoño o primavera. Es raro encontrar a la venta bulbos de invierno en primavera, pero por si acaso…lo primero es comprobar su época de plantación, crecimiento y floración. 
Una vez que tenemos claro que estamos en la época del año adecuada, hay que saber que si les proporcionamos las condiciones adecuadas para su crecimiento, las plantas nos lo agradecerán con una gran floración.
Los puntos importantes en el cultivo de bulbos son:

  1. Suelo

    Los bulbos se desarrollan mejor en suelos bien drenados y sueltos, donde el agua drene con facilidad.
    No soportan bien el encharcamiento y las acumulaciones de humedad. Si nuestro suelo no es el adecuado podemos mejorarlo, añadiendo arena, grava y/o otros mejoradores del suelo.
    También nos queda la opción de hacer una plantación de bulbos en maceta.

  2. Profundidad de plantación

    Los aficionados primerizos suelen cometer un error de bulto, no tener en cuenta el tamaño del bulbo para su plantación.
    No todos los bulbos se plantan a la misma profundidad, ya que la profundidad de plantación tiene que ver con el tamaño del bulbo.
    Es habitual multiplicar por dos o por tres el tamaño del bulbo. Por ejemplo, un tulipán de unos cuatro centímetros de diámetro, se deberá plantar a 8 centímetros de profundidad como mínimo.
    Sin embargo, los bulbos de crocus mucho más pequeños, se deberán plantar a 2 o 3 centímetros de profundidad.
    Hay algunas razones para explicar estas diferencias de plantación, pero la más básica es que necesitan desarrollar un sistema radicular suficiente como para soportar la futura planta.
    También hay una explicación para no plantar a mayor profundidad. Si un bulbo es muy pequeño, pero lo plantamos a mucha profundidad, no apreciará los cambios de temperatura necesarios y deberá gastar mucha energía para llegar a la superficie del terreno, dificultando mucho su crecimiento, floración y viabilidad como planta adulta.

  3. Ubicación

    En algunas fotografías muy “chulas” de bulbos observo que están sembrados bajo árboles, lugar del todo inapropiado…no se como habrán hecho esas fotos, aunque es probable que los bulbos se hayan plantado justo antes de florecer ya siendo adultos.
    Cada bulbo es diferente, algunos necesitan una insolación mayor o menor, pero la mayoría suelen necesitar mucha luz para crecer y florecer.

  4. Riego

    El riego para cualquier planta es muy importante. En los bulbos hay que regar con moderación, evitando los encharcamientos que podrían producir pudrimiento y la aparición de hongos.
    Como estamos hablando de plantas que tienen que realizar un ciclo biológico, en el que tienen que perder por completo su parte aérea, una vez que se ha secado su follaje hay que dejar de regar.
    Una vez que la parte exterior se ha secado por completo, debemos proceder (en la mayoría de los casos) a extraer el bulbo de la tierra. Hay que conservarlo en un sitio fresco y oscuro…es muy común utilizar serrín para conservarlos, aunque algunos jardineros simplemente los guardan en un lugar oscuro, sin ponerles ningún tipo de protección.

  5. Abonado

    Durante la época de crecimiento los bulbos se comportan exactamente igual que otra planta, necesitan de nutrientes para crecer y florecer adecuadamente.
    Una buena idea es proporcionarles una buena capa de compost cuando se plantan, complementando con abonos químicos durante su crecimiento hasta la floración, siempre siguiendo las instrucciones de los fabricantes…claro.